De Cantón Chuabaj para el mundo
Cruzó la frontera el 4 de julio de 2014. En una dirección podía ver un horizonte festivo y extraño, iluminado por los colores de los fuegos artificiales. En dirección contraria, la distancia lo acercaba al recuerdo de sus padres, sus 11 hermanos y su esposa; hacía 20 días que se casaron.
Erick nació en el cantón Choabaj, Chichicastenango, en el departamento de Quiché; justo en el corazón del altiplano occidental de Guatemala. Como muchos de sus compatriotas en esta región geográfica, él ha luchado con las probabilidades volcadas en su contra. En el país, la pobreza indígena y rural rebasa el 75% y 85% respectivamente1. La escasa cobertura educativa, especialmente vocacional y superior, a las que solo algunos jóvenes y señoritas logran tener acceso resulta no ser una posibilidad muy atractiva, ya que esta no responde a la realidad del mercado laboral. A nivel nacional, para las personas de entre 15 y 24 años de edad, el índice de desempleo proyecta una sombra cinco veces más densa que para aquellos mayores de este rango2.

Desde temprana edad aprendió la ocupación de sastre, gracias en gran medida a su padre, con quien colaboró por mucho tiempo. Con gran esfuerzo logró balancear su trabajo y concluir sus estudios de diversificado y graduarse como maestro. No obstante, para muchos jóvenes como Erick, la falta de acceso a oportunidades localmente se siente como tirar semillas en un suelo estéril3. Y así es como un día decidió salir a buscar nuevos terrenos, a pesar de todos los riesgos. “Mi intención era sacar a mi familia adelante. Si yo no tenía la dicha de seguir estudiando, quería darles la oportunidad a mis hermanitos de hacerlo y ayudar a mis papás con los gastos”.
Estando a un par de horas de llegar a Houston, el grupo con el que viajaba fue detenido. Pasaron alrededor de 20 días sin poderse comunicar con su familia, quienes desde aquel cantón de Chichicastenango luchaban por mantener su mente libre de pensamientos fatalistas. Hasta que, por fin, Erick regresó.
Reunido con su familia y esposa, retomó su trabajo como sastre para poder pagar la deuda con el coyote y continuó laborando durante los próximos años. En 2017 se convirtió en padre de una niña, cuando conciliaba la idea de intentar de nuevo su travesía, se enteró acerca del Proyecto Puentes, sintinó interés y decidió cambiar sus planes. Erick fue uno de los 240 jóvenes que conformaron la cohorte de validación del Diplomado Emprender con Éxito. La migración ha dejado de ser una opción para él.
Sus palabras expresan muy bien cómo su vida cambió a partir de este momento: “Gracias al proyecto pude ver quién realmente soy yo …elaboré mi plan de vida que no solo es personal, sino que también incluyo a mi familia. Cuando empecé yo solo quería tener una sastrería, ahora me doy cuenta que en realidad quiero hacer una empresa que exporte playeras con diseños de cultura maya. Las empresas grandes tienen que tener fundamentado lo que quieren hacer, con qué trabajar.” Su viaje a través del Proyecto Puentes le permitirá contar con asesorías y acompañamiento por parte de los socios implementadores del programa para que este plan se haga realidad.
Es 15 de marzo de 2018 y su historia apenas está empezando a escribirse. Al terminar el diplomado tomó la oportunidad de aplicar a una plaza y hoy, Erick está terminando su capacitación para formar parte del equipo de facilitadores de Proyecto Puentes, es su turno de cambiar la vida de muchos jóvenes, como él. Al mismo tiempo, Erick continua con su mirada puesta en el futuro: “cuando este proyecto termine yo espero tener mi empresa funcionando”. Estaremos pendientes.