Emprendimiento textil para mejorar las condiciones de vida

El altiplano occidental de Guatemala experimenta altas concentraciones de pobreza indígena y rural, excediendo un 75% y 86% respectivamente. Para muchos hombres y mujeres jóvenes, las probabilidades de desarrollo económico pueden ser un tema especialmente complicado ya que el índice de desempleo a nivel nacional es cinco veces más severo para personas de 15 a 24 años de edad.

En algunas comunidades de Chichicastenango, Quiché, uno de los municipios de intervención de Proyecto Puentes, existen negocios familiares de maquila (entre 5 y 12 máquinas industriales) instaladas en espacios domésticos rurales, que permiten generar fuentes de empleo localmente, en muchos casos para jóvenes que han aprendido el manejo de máquinas industriales y la confección de prendas, que luego son comercializadas en distintos mercados locales y regionales.

Es dentro de este contexto en el que encontramos a Henry y Hilber, dos hermanos originarios de un pequeño cantón de Chichicastenango, participantes de Proyecto Puentes. De su padre aprendieron técnicas de confección de distintas prendas de vestir, luego de trabajar para él y otras personas, ambos decidieron dejar la relativa seguridad de sus empleos y fundar su propia empresa.

“Solemos llamarlos emprendedores unicornios”, dice José Rolando, quien es parte del equipo de Red Nacional de Grupos Gestores, una de las entidades que forman parte del consorcio de Proyecto Puentes, encargada de brindar asesoría empresarial a los participantes que han elegido emprender como ruta para alcanzar su plan de vida. “Los llamamos unicornios porque son difíciles de encontrar. Tienen una gran actitud, se esfuerzan y saben lo que quieren”.

La asesoría que han recibido como parte del proceso de Proyecto Puentes les ha permitido a Henry y a Hilber identificar estrategias y definir los pasos a seguir durante estas primeras etapas del proceso de emprendimiento. Financiaron su empresa gracias a ahorros y a ayuda que les brindó su padre. También acudieron a una cooperativa local para solicitar un préstamo y comprar una de las máquinas con las que ahora trabajan.

“En este cantón hay varios sastres. Ellos pueden sacar una buena calidad en sus productos, nosotros no podemos solo hacer lo mismo porque entonces no estaríamos haciendo algo diferente.” Es fácil identificar la certeza con la que Hilber dice esto mientras nos hace un recorrido por el canvas que utilizan para visualizar su modelo de negocio. “Nuestra propuesta de valor es siempre tener una buena presentación del producto, hacerlos con diseños como les gusta a los jóvenes, siempre a la moda, cómodos y de calidad. Utilizar las medidas exactas de cada talla y tener las máquinas siempre niveladas”. Y así continúa exponiendo cada elemento que conforma el piloto que ahora están echando a andar.

Basándose en una metodología que gira en torno al prototipado, Henry y Hilber dan rienda suelta a su creatividad para realizar diseños de playeras que consideran que pueden gustar a sus usuarios finales. No obstante, toman especial consideración a la retroalimentación que el mismo mercado les brinda. José Rolando explica que “ellos se enfocan en producir playeras, que es lo más factible y barato y buscan que este sea su fuerte en innovación. Según la retroalimentación de los vendedores en los mercados y los comentarios que los consumidores dejan, ellos diseñan nuevos estilos y hacen algunos cambios y se reinventan. Algunas pegan y otras no.”

Otro factor importante dentro de la formación empresarial ofrecida dentro del proyecto, radica en el cambio de pensamiento que se busca provocar en los jóvenes participantes. Su padre admite que él nunca se animó a emprender por miedo al fracaso. Pero Henry y Wilber han ido aprendiendo a perder el miedo de fallar, siempre y cuando los riesgos que se adopten sean previstos cuidadosamente; teniendo claro cuáles son las decisiones más adecuadas según el momento en el que se encuentran. Henry comenta que “en el futuro, deseamos diversificar nuestros productos y vender en otros lugares… queremos llegar a exportar”.

Consideran a Proyecto Puentes y Red Nacional de Grupos Gestores dentro los socios clave de su modelo de negocios. Para ellos, el apoyo y la orientación recibidos hasta el momento, han sido una contribución imprescindible. Están entusiasmados por que esta sociedad se mantenga firme y se fortalezca, para enfrentar las próximas etapas de crecimiento de su empresa.

La familia es un tema especialmente importante para ellos. Esperan que, dentro de poco, tengan la capacidad de ofrecerles trabajo a todos. Han decidido nombrar su marca “Diken´s” y explican que está inspirado en Diego Kender, un sobrino que falleció tan solo algunos meses después de nacido. “Lo extrañamos” dice Henry con tristeza. Diego se debe sentir muy orgulloso allá donde se encuentre.