La nobleza de Chichicastenango

José y Ángel Chan, 26 y 20 años de edad respectivamente, viven en el corazón de las montañas que rodean Chichicastenango, Quiché. Ellos forman una nueva generación de apicultores, aprendieron el oficio de su padre y abuelo. La pericia, persistencia y trabajo arduo que estos dos hermanos demuestran todo el tiempo, como las abejas con las que trabajan, combinados con las diversas modalidades de apoyo que USAID, World Vision y las organizaciones socias han puesto a disposición de ellos como participantes del Proyecto Puentes, están brindando como resultado un panorama lleno de esperanza y oportunidades.

Los hermanos Chan han aprovechado diversas formas de mantener activo su vínculo con el proyecto. Comenzando por el Diplomado Emprender con Éxito, que tiene el objetivo de desarrollar en los jóvenes habilidades para la vida y acompañarlos en el diseño de un Plan de Vida. A la fecha, 30,345 jóvenes (60% mujeres, 40% hombres) han completado esta etapa. Aquí José y Ángel se plantearon metas en el camino de la educación alternativa y en formación empresarial para emprendimiento. De esta cuenta, ambos ya han completado su bachillerato y han sido capacitados para gestionar su negocio de productos apícolas. Esta misma preparación les ha servido para fortalecer otro negocio familiar en el que comercializan especies en el mercado local. Por si fuera poco, José y Ángel también forman parte de la Red Voces Juveniles de Cambio, que opera dentro del marco del proyecto. A través de sus roles en el concejo municipal, Ángel como vicepresidente y José como tesorero, ambos ayudan a promover actividades a favor del desarrollo positivo de la juventud local mientras fortalecen sus habilidades de liderazgo.

De vuelta a las abejas. Como parte del entrenamiento ofrecido por USAID, World Vision y Red Nacional de Grupos Gestores, adaptado a sus particulares necesidades productivas, José y Ángel visitaron San Marcos para participar en un encuentro nacional de apicultores, en el que intercambiaron ideas, mejores prácticas y resolvieron dudas para aplicar en su apiario. El apoyo brindado por los socios implementadores también ha sido económico, por ejemplo, ambos reciben paquetes de navegación en internet en sus teléfonos, para poder participar en las capacitaciones que se brindan en línea. Además, en julio de 2022, José fue seleccionado aleatoriamente como ganador de un plan piloto que le hizo acreedor de una suma de dinero en efectivo, el cual inmediatamente decidió invertirlo en la compra de una computadora portátil. Ambos utilizan la tecnología y conectividad para ver tutoriales que les ayudan a mejorar sus prácticas de apicultura. “Para el futuro queremos aprender a cosechar otros productos, como propóleo y polen”, explica José.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 75 % de los cultivos de todo el mundo que producen frutas o semillas para uso humano como alimento dependen, en parte, de los polinizadores. Conscientes del papel crucial que juegan las abejas en las cadenas de producción de alimentos y otros beneficios que ofrecen, José y Ángel están haciendo esfuerzos para sensibilizar a las personas en su comunidad sobre la importancia de su conservación, esto incluye visitas a escuelas locales que ellos mismos han realizado.

Basta un poco de tiempo en la caminata guiada por la porción del bosque de Chichicastenango donde esta pareja de hermanos vive, para darse cuenta que la familia Chan también la conforman las cientos de miles de abejas que actualmente habitan las 14 colmenas del apiario que ellos gestionan. Algunas son meliponas, nativas del continente americano y de las cuales existe evidencia que fueron domesticadas por los mayas, y otras apis mellifera, introducidas desde Europa. Es fácil percibir el amor que José y Ángel sienten por cada una.

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Proyecto Puentes